Morir de deseo


Ya que no puedo tocar tu coño, 
déjame al menos soltar mi energía en estos folios.

Sueño con tu cara de placer cuando masajeaba tu espalda.

Sueño con tu mirada alegre, 
con la tímida, 
con la triste, 
con la cariñosa, 
con la lujuriosa...

Sueño con dejar tus ojos en blanco, 
las piernas temblando, 
la garganta seca...

Llevo meses soñando despierta
 dormida.

En casa, 
en el coche, 
en el baño de un bar, 
en el monte, 
en un banco, 
en el cine,
en la arena...

Son tantas las opciones para hacernos gemir

Y ¿por qué no lo hice el día que pude?

Quizá fue lo mejor, si no, no sabría hoy lo que es 
morir de deseo.

El ABC de los inmortales


Alicates, aguja, barro, bisturí, brocha, bolígrafo, carboncillo, cincel, cartón, dedal, espátula, escayola, hisopo, hilo, lápiz, lana, lija, martillo, oleo, papel, partitura, pintura, piano, sierra, tela, teclado...

Cuerpo, manos, voz, piernas, cabeza...

Constancia, cultura, color, dedicación, dinámica, duende, entrega, esfuerzo, imaginación, magia, paciencia, perfección, peso, resistencia, respeto, tiempo, técnica...

Listas que solo entiendes si eres un "perroflauta", "muerto de hambre", "pero ¿solo estudias eso?", "eso ¿que salidas tiene?", "¿luego solo podrás ser maestro?", "es muy bonito como hobby pero como trabajo..."...

Retales de un ser bohemio

Bajo las losas de un pensamiento edificado, 
se esconde un bicho que algún día se encontraba desamparado. 
Huele a retales de un ser bohemio que aún no consigue adaptarse a su tiempo. 
Entre sus manos se escapaban versos que revelaban algo que ya no tiene nada de misterioso.

Eramos raros pero siempre buenos 
y, cuando, aún era capaz de escribir frío él se ponía tierno, 
sigue sin importarme el cuerpo porque no es más que un muro que nos han impuesto. 
Las melodías de pasos blancos y negros siguen consolando la ausencia de mi muerte 
y, ahora nunca me bajo de la brisa porque el sol ya nunca más se quiere ir.

Fuimos reflejos en nuestros propios espejos, 
copias totalmente desiguales que,
afortunadamente encontramos sin buscar. 

Y sin buscar excusas para un final, al final, las encontramos.