Morir de deseo


Ya que no puedo tocar tu coño, 
déjame al menos soltar mi energía en estos folios.

Sueño con tu cara de placer cuando masajeaba tu espalda.

Sueño con tu mirada alegre, 
con la tímida, 
con la triste, 
con la cariñosa, 
con la lujuriosa...

Sueño con dejar tus ojos en blanco, 
las piernas temblando, 
la garganta seca...

Llevo meses soñando despierta
 dormida.

En casa, 
en el coche, 
en el baño de un bar, 
en el monte, 
en un banco, 
en el cine,
en la arena...

Son tantas las opciones para hacernos gemir

Y ¿por qué no lo hice el día que pude?

Quizá fue lo mejor, si no, no sabría hoy lo que es 
morir de deseo.

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