Que vuelva el cataclimo

Esta cayendo una de esas tormentas de verano que me roban el corazón.
Estoy en el porche, protegida por un techo pero, puedo oler, oir y ver como parece que los ríos de agua podrán llevárselo todo.
Siento gotas que me rozan los pies pero esas ya son gotas tímidas, no de las que destruyen si no de las que invitan a correr bajo el cataclismo.

Recuerdo cuando no era más que una cría y cada vez que escuchaba el agua caer salía corriendo a la calle solo a sentir como el agua me empapaba. Recuerdo esos ataques viscerales de amor hacia lo natural, lo extraño, lo intangible. Recuerdo esos ataques de naturalidad en la que todo me daba igual y solo quería sentir que aún con la ropa empapada podía volar. Y ahora no vuelo, ni seca ni empapada, ahora soy incapaz de alzar el vuelo, de liberarme de todo el polvo que mis escasos años me han ido echando encima.

Recuerdo los sentimientos incontrolables, cualquier sentimiento se convertía en un mundo para una mente tan joven, tan pequeña. Y era capaz de expresar miles de sensaciones en unas palabras porque todo era caótico y a la vez ordenado. No se qué pasó para que ahora ninguna sensación me parezca palpable, para que ahora no viva nada, para que ahora pase por encima de todo como si no importara.

Quizá esto sea crecer y si así es, ya dije una vez y repito que nunca quise hacerlo, quiero ser capaz de sentir como cuando tenía 15 años aunque todos defendáis que es insano. Necesito arte, necesito liberación de sentimientos para vivir y, sin sentimientos, sin sentimientos no hay arte. Prefiero acabar loca a los 50 y haber sido capaz de crear cosas hermosas que tener una vida estable y no saber ni lo que era el entusiasmo porque, está diluviando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario